¿Veremos el fin de la crisis en 2017?

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Así lo cree el Banco de España, quien en la reciente actualización de sus previsiones económicas considera que a lo largo del próximo año nuestro país volverá al nivel de Producto Interior Bruto (PIB) nominal (en términos reales) que tenía antes de que explotara la burbuja inmobiliaria hace ya una década.

No obstante, no todo son buenas noticias, ya que la recuperación del empleo tardará más en llegar y se fía a largo plazo -no antes de 2019- que vuelva a los números previos al inicio de la crisis.

Así lo señaló el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en un encuentro informativo con motivo de la publicación del informe trimestral de la economía española del organismo, que mejora en cuatro décimas la previsión de crecimiento para este año (+3,2%) y establece una desaceleración en 2017 (+2,3%) y 2018 (+2,1%).

Por otro lado, el Banco de España prevé que el déficit se sitúe en el 4,9% este año, tres décimas más de lo pactado con Bruselas. No obstante, esta previsión no incluye el aumento del Impuesto de Sociedades recién aprobado y con el que se espera ingresar 8.000 millones de euros más. El organismo supervisor cree que España tampoco cumplirá los objetivos de 2017 (3,1%) y 2018 (2,2%), al pronosticar unos desajustes del 3,6% y del 3,1%, respectivamente.

Ante estos datos, la autoridad monetaria estima que la política fiscal tendría que recuperar un tono “restrictivo” para poder alcanzar esos objetivos, puesto que con un “tono neutral” de política presupuestaria “no se cumple” lo acordado con la Comisión Europea. Es decir, que o se recorta el gasto o se suben los impuestos…

El consumo, la inversión, las exportaciones y empleo crecerán menos que este año. Este escenario económico puede empeorar en función de las evoluciones de la actual incertidumbre política. Con todo, el organismo presidido por Luis María Linde, si bien reconoce que es un factor que puede tener “efectos negativos” sobre el crecimiento, considera que es algo “difícil de medir y de estimar a corto plazo”, puesto que de momento no ha tenido un impacto “muy significativo”. La bajada del precio del petróleo ha podido maquillarlo.

Respecto a la evolución salarial se constata una moderación en los salarios que, a pesar de que no permite mejoras de competitividad como en los últimos años, “tampoco llevaría a una pérdida” de la misma. En este punto, el Banco de España incide en la importancia de que no haya homogeneidad en el crecimiento de los salarios. A su juicio, estos deben depender de las características económicas y de la evolución individual de cada empresa, ya que aunque las rentabilidades han seguido mejorando en el primer semestre y hay una situación “mejor” en general, “sigue habiendo empresas que no están en un buen momento”.

Por último, sobre la tasa de paro, que el Banco de España prevé que cierre el año en el 19% y se reduzca al 17,8% en 2017 y al 16,7% en 2018, Hernández de Cos explicó que se producen dos fenómenos con “mayor virulencia” de la prevista inicialmente. Uno de ellos son los desempleados menores de 25 años, que están retrasando su incorporación al mercado de trabajo y se mantienen más tiempo en el sistema escolar, lo que provoca una reducción de la tasa de paro; y la franja de parados de mayor edad, sobre la que matizó que el envejecimiento poblacional también contribuye a su disminución.

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